Con 18 años de edad, padres integrados a la revolución y años de adoctrinamiento escolar jamás pensé que podía haberme relacionado con tal antisocial, un muro de dos metros separaban el patio de nuestras casas y el primer dialogo fue inevitable. Aquel señor, anciano y muy respetuoso se ganó el aprecio de mis padres y el mío. Un día le pregunté la razón de por qué siendo tan buena persona había estado preso, me respondió, “por defender el socialismo puro”, quedé “frito”, me dijo que el mismo año en que había nacido fue sancionado a 4 años de cárcel, de los cuales cumplió dos, por haber pertenecido al grupo de la Microfracción de Anibal Escalente.
Me contó que desde muy joven se había integrado al PSP porque creía firmemente en el socialismo, que su partido había sido prohibido por la dictadura de Fulgencio Batista y que su libertad muchas veces peligró, pero que fue el régimen de Fidel Castro quien finalmente lo metió en la cárcel y lo envío al ostracismo en el cual todavía vive. Fue sancionado por un delito que no existía en el código penal vigente en la época y la única prueba que mostraron el día del juicio sumario fue una foto publicada en un diario donde saludaba, meses atrás, a su antiguo jefe del PSP Anibal Escalante.
El viejo Ramón es una persona de principios, jamás ha traicionado sus ideales, cuando le pregunté por qué no había pedido asilo político y se había marchado a Estados Unidos, me sonrió, se levanto de su asiento con la lentitud que caracteriza a un anciano, se dirigió a su habitación, a los pocos segundos regresó y mientras mostraba alegre su carné de miembro del Partido Socialista Popular me dijo, “todavía soy socialista”.