jueves, 4 de febrero de 2010

Las elecciones en Cuba, la antítesis de la democracia.


La prensa cubana comenzó a informar sobre los derechos y deberes que tienen los ciudadanos cubanos para elegir y ser elegidos unos días después que el Consejo de Estado convocara a las elecciones municipales para el 25 de abril de 2010. Como se que omitirán muchos detalles de las mal llamadas elecciones en Cuba me permito reflexionar sobre los puntos de la Ley Electoral cubana que los medios de difusión nunca mencionaran.

Sin pretender abarcar en este post el contenido de la Ley y todo el embarullado que la rodea para confundir y afianzar en el poder a los que eternamente nos gobiernan me gustaría distinguir entre las “elecciones” de las distintas instancias del Poder Popular en Cuba.

“ARTICULO 100. La elección de los Delegados a las Asambleas Municipales del Poder Popular se celebran cada dos años y medio el mismo día en todo el territorio nacional. La elección de los Delegados a las Asambleas Provinciales y de Diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular, se celebra cada cinco años, el mismo día en todo el territorio nacional, después de constituidas las Asambleas Municipales del Poder Popular, en la fecha que fije el Consejo de Estado”.

Parto afirmando que la ley cubana trastoca el concepto de ELECCIONES democráticas en dos sentidos. El primero de ellos consiste en que el gobierno cubano considera una elección democrática a la selección de las personas que dentro de su propio partido o sus simpatizantes asumirán el mandato público que les sea asignado, sin opción para aquellos que se les oponen políticamente, y la segunda en llamar elecciones al simple hecho de legitimar una designación ya realizada anteriormente por unas Comiciones de Candidaturas organizadas y controladas por la propia jefatura del gobierno.

La primera bifurcación se aplica en las llamadas elecciones municipales donde el partido gobernante con el apoyo de sus filiares políticas y demás dependencias (PCC, UJC, CDR y FMC) proceden en los barrios a preseleccionar a varios de sus simpatizantes, por sus “méritos” revolucionarios, para que en asambleas de vecinos sean validados como precandidatos a Delegados siendo posteriormente elegido uno de ellos en los comicios; y la segunda cuando en los sufragios a las diputaciones provinciales y nacionales las Comisiones de Candidaturas eligen a los diputados que los ciudadanos refrendaran en las mal llamadas elecciones.

Si todavía en las elecciones municipales el engaño es más perspicaz porque en teoría cualquier elector puede optar por un mandato y participar en la aprobación de los candidatos , ¿qué me pueden decir de lo chabacano que resulta cuando se convoca a las elecciones de las diputaciones provinciales y nacionales sin que los electores conozcan a sus representantes ni sus propuestas y el cien por cien de los candidatos tengan que ser ratificados a través del “voto unido” ?.