miércoles, 13 de enero de 2010

El falso profeta


A Fidel Castro siempre le ha gustado predecir el futuro, tal parece que el poder imperial que ha ejercido sobre la nación cubana le ha hecho creer que es un enviado del más allá o que es superior intelectualmente al resto de los mortales. Esa enfermedad no aplica exclusivamente sobre su persona, es un mal que la tienden a padecer a menudo aquellos que ejercen un poder ilimitado durante largos años sobre sus naciones.


Desde la época antigua hasta la actualidad conocemos los casos de todopoderosos que enferman del delirio de grandeza y de divinidad. En los llamados sistemas esclavistas del antiguo oriente, el monarca de turno ejercía el poder absoluto sobre todos sus ciudadanos a tal punto que se dice que la esclavitud era generalizada, causa de la ruina económica de sus imperios, de largas hambrunas, de guerras y de muertes. Historias de líderes omnipotentes que por su obstinación y su obsesión de grandeza devastaron a sus naciones se pueden contar por decenas en diferentes épocas, pero me interesa profundizar sobre las estructuras sociales de aquellas formas antiguas de esclavitud generalizada que a mi juicio, y salvando las diferencias de desarrollo económico y social, se asemejan mucho al socialismo construido en nuestro país encabezado por el vidente cubano.


Las estructuras de clases de aquellos regímenes orientales eran piramidales, partiendo de arriba hacia abajo, las clases sociales estaban compuestas por el rey o emperador, le seguían su familia, los sacerdotes y por últimos la clases productivas que se consideraban esclavos porque todas sus posesiones y los frutos de sus esfuerzos se los apropiaba el joven Estado, representado por el monarca, la familia real y los sacerdotes. Comparándolo con las actuales estructuras de las clases sociales en la Cuba de hoy observo muchas similitudes, la organización social también es piramidal y la encabeza de forma vitalicia el jefe de Estado, que además es el Presidente del Consejo de Ministro y el jefe de las Fuerzas Armadas (¿quién puede negar que el poder no es absoluto?), a éste se le subordinan los dirigentes y funcionarios representantes del Estado, y por último la clase trabajadora que todo lo entrega al gobierno para su administración como sucedia en aquellas primitivas organizaciones estatales.

En los sistemas socialistas del siglo XX nunca se negó la existencia de clases sociales, según sus teóricos las clases sociales desaparecían al llegar a la fase superior comunista. En la práctica el experimento socialista Stalinista como fase preliminar a la comunista ha resultado ser una involución hacia estadios de desarrollo económicos inferiores, con sus consecuencias fatales en la esfera de lo social. Ya algunos estudiosos del tema desde el siglo XIX asociaban este tipo de socialismo a una forma de esclavitud generalizada.


Sean exacto o no los criterios de estos pensadores lo cierto es que las leyes económicas y sociales han evolucionado independientemente de nuestro ser individual y han pasado a formar parte de una organización humanda superior y compleja en el que cualquier ente individial que por su poder las menipule a su antojo puede causar daños al optimo funcionamiento del conjunto social. Soy de la opinión de que si aplicáramos las mismas variables económicas y sociales de hace más de 2 500 años a una organización humanda actual obtendríamos resultados muy parecidos, salvando las lógicas diferencias de desarrollo, sobre todo porque nuestro conjunto universal humano, centro de la formación de esas normas económicas y sociales, no han cambiado en miles de años. Ya sabemos que la experiencia socialista de la creación de un hombre nuevo ha sido un rotundo fracaso porque es imposible cambiar a nuestro ser interior y a las relaciones sociales y económicas que de él se derivan en una sociedad.


Si alguien en nuestro país es responsable por la instauración de un régimen comunista al estilo y semejanza de los existentes en los ex países socialista de Europa del Este y a los sistemas esclavistas orientales del mundo antiguo y causa de guerras, prolongadas hambrunas, de muertes y del desmembramiento de la nación esa persona se nombra Fidel Castro Ruz. La ambición de poder, el egoísmo, la intolerancia, el egocentrismo, los aires de grandeza y de mesías lo guiaron por el camino de una dictadura totalitaria y llena de errores que a la larga ha sido la causa de la involución económica, de la división de las familias y del exilio de millones de cubanos.

Todavía en el ocaso de su vida el iluminado trata de convencer al pueblo cubano y al mundo de que él nunca se ha equivocado y que la razón siempre ha estado de su parte, no importa que la nación cubana este fraccionada, arruinada y destruida, según el presuntuoso líder el responsable de todos los males de Cuba y de la futura desaparición de la raza humana lo es el sistema capitalista encabezado por el Imperio del Norte. Me llama la atención como este gurú que predijo la eliminación del hambre en la isla, que produciríamos 10 millones de toneladas de azúcar, que seríamos unos de los países mayores productores de leches, que en el año 2000 alcanzaríamos el desarrollo, etc, hoy se atreve a vaticinar la desaparición de la raza humana por culpa de la contaminación ambiental y del agotamiento de los recursos naturales causado por el consumo de los países capitalistas omitiendo que el sistema socialista que implantó en Cuba, y que existió en los países de Europa del Este, no es capaz de cómo mínimo alimentar a su población, de conservar los recursos naturales y el medio ambiente.


Este personaje habilidoso y astuto no cesa de buscar excusas para emplearlos en su beneficio personal atacando al único sistema económico y político que ha demostrado capacidad de producir alimentos suficientes para el sustento de la población mundial, de crear las bases para un desarrollo sostenible sobre el principio del respeto al medio ambiente y de la utilización de recursos renovables. Igualmente, es el único sistema que ha evidenciado ser flexible y capaz de mejorarse así mismo respetando las libertades individuales y la democracia, valores que cualquier poder público siempre tiene que honrar y que su régimen viola reiteradamente.

El redentor cubano ya ha lanzado su profecía, ahora le toca a la población mundial creerse el cuento de la necesidad de un cambio de sistema económico del capitalismo al comunista al estilo y semejanza de su proyecto social.