jueves, 22 de mayo de 2008

El Socialismo del Siglo XXI, ¿La Futura Esclavitud?

Existieron geniales pensadores de las Ciencias Sociales y de Humanidades que no vivieron para ver en la práctica el fruto de sus teorías, estos hombres tuvieron el gran mérito de ser vastos en sus abstracciones y de prever el futuro tejiendo sus ideas con los eventos estudiados del pasado y del presente que les tocó vivir. Dentro de estos destacados pensamientos hay algunos muy conocidos como la Teoría de la Separación de Poderes, del Barón de Montesquieu (1689-1755), y otros no tan conocidos como el tratado La Futura Esclavitud, del Ingles Herbert Spencer (1820-1903). Leyendo este último accidentalmente cuando estudiaba en la Universidad en Cuba me di cuenta que Spencer había retratado mi país un siglo después de su muerte.

En América Latina hay algunos gobiernos que tienen cierta tendencia a lo que ellos llaman el Socialismo del Siglo XXI, Herbert Spencer ya en el siglo XIX la llamaba la Futura Esclavitud para conocimientos de todos trato de resumirlo en este spot.

Iniciaba Spencer su tratado diciendo “como victorias crecientes de la idea socialista, y concesiones débiles de los buscadores de popularidad, esa nobilísima tendencia, precisamente para hacer innecesario el socialismo, nacida de todos los pensadores generosos que ven como el justo descontento de las clases llanas les lleva a desear mejoras radicales y violentas, y no hallan más modo natural de curar el daño de raíz que quitar motivo al descontento”, ya en el siglo XIX se temía que esas ideas de “pensadores generosos” fuesen utilizadas por líderes populistas que prometiendo mejoras a los pobres llegarían al poder y realizarían cambios radicales y violentos, que más que mejorar la situación de los pobres, satisfagarían sus apetitos de poder.

Decía el sociólogo británico, “que al llegar a ser tan varia, activa y dominante la acción del Estado, habría este de imponer considerables cargas a la parte de la nación trabajadora en provecho de la parte páupera, se iría debilitando la acción individual, y gravando la condición de los tenedores de alguna riqueza, sin bastar por eso a acallar las necesidades y apetitos de los que no la tienen”; quisiera recordar que Spencer no conoció la revolución bolchevique de Octubre, ni imaginó que el Estado, en nombre del pueblo, se adueñaría de la economía nacional eliminando todo tipo de iniciativa privada causante de los desastres económicos de los llamados países comunistas del este y de Cuba. Decía Spencer que “el Estado crearía un cúmulo de leyes adicionales, y cada vez más extensas, que la regulación de las leyes anteriores de páuperos causa”; está claro que para mantener el igualitarismo que promueve el Estado tendría que dictar leyes prohibitivas e impopulares, agregaba el filósofo que “semejante empresa aumentarían de terrible manera la cantidad de empleados públicos, ya excesiva. Con cada nueva función, vendría una casta nueva de funcionarios”; en Cuba para cada tipo de prohibición se ha creado una entidad que controle el cumplimiento de la Ley a través de su equipo de inspectores, sin contar los funcionarios de más en los diferentes niveles de los organismos de administración del Estado y de las empresas.

Dijo Helvert con razón que “todo el poder que iría adquiriendo la casta de funcionarios, ligados por la necesidad de mantenerse en una ocupación privilegiada y pingüe, lo iría perdiendo el pueblo, que no tiene las mismas razones de complicidad en esperanzas y provechos, para hacer frente a los funcionarios enlazados por intereses comunes. Como todas las necesidades públicas vendrían a ser satisfechas por el Estado, adquirirían los funcionarios entonces la influencia enorme que naturalmente viene a los que distribuyen algún derecho o beneficio”, sin comentario. Añadía “el hombre que quiere ahora que el Estado cuide de él para no tener que cuidar él de sí, tendría que trabajar entonces en la medida, por el tiempo y en la labor que pluguiese al Estado asignarle, puesto que a este, sobre quien caerían todos los deberes, se darían naturalmente todas las facultades necesarias para recabar los medios de cumplir aquellos. De ser siervo de sí mismo, pasaría el hombre a ser siervo del Estado. De ser esclavo de los capitalistas, como se llama ahora, iría a ser esclavo de los funcionarios. Esclavo es todo aquel que trabaja para otro que tiene dominio sobre él; y en ese sistema socialista dominaría la comunidad al hombre, que a la comunidad entregaría todo su trabajo. Y como los funcionarios son seres humanos, y por tanto abusadores, soberbios y ambiciosos, y en esa organización tendrían gran poder, apoyados por todos los que aprovechasen o esperasen aprovechar de los abusos, y por aquellas fuerzas viles que siempre compra entre los oprimidos el terror, prestigio o habilidad de los que mandan, este sistema de distribución oficial del trabajo común llegaría a sufrir en poco tiempo de los quebrantos, violencias, hurtos y tergiversaciones que el espíritu de individualidad, la autoridad y osadía del genio, y las astucias del vicio originan pronta y fatalmente en toda organización humana”, concluyó.

Claro que Spencer tuvo errores, ya José Martí se encargo de señalar algunos, por eso les anexo el enlace de su obra para que cada cual la lea y saque sus propias conclusiones.

http://www.literatura.us/marti/futura.html

3 comentarios:

Alejandra Dominguez dijo...

Me alegra que hayas traído a colación a Spencer. Yo oí hablar de él en las clases de español literatura y en las de filosofía, siempre como el loco, burgués y errado que se oponía a las ideas Marxistas y en contra de quién Martí estaba. Hoy, años después de haber abandonado las aulas y gracias a tu blog, me entero mejor de qué va la cosa. Aún con conocimientos superficiales sobre el tema y viendo lo que ha sucedido en Cuba en estos 50 años, me atrevería a recurrir a Spencer cuando se tratara de ver los riesgos de implantar un estado socialista, especialmente cuando los líderes son megalómanos enfermos de poder. En cambio, recurro siempre a Martí cuando se trata de organizar la lucha y fundar un estado justo.
Y para comparar en dos palabras capitalismo y socialismo siempre parafraseo a Churchill: el capitalismo es el reparto no equitativo de la riqueza mientras el socialismo es el reparto equitativo de la pobreza.

Armando G. Muñoz dijo...

Sin dudas Spencer tenía una visión muy clara de las consecuencias del socialismo para la población y los países donde seria instaurado, en cualquier país del mundo donde se ha tomado el socialismo como modelo económico a fracasado, quizás no por las ideas del sistema, ha fracasado porque sólo ha servido parta instaurar régimen de terror y dominación de tiranuelos.

מִצפֶּה dijo...

cualquier persona a la que se le otorge todo el poder sel estado y el ejercito se volvera megalomana Jose Marti mas bien tenia en mente una republica y no una dictadura del ploretariado que para nada pertenece al ploretariado