miércoles, 2 de julio de 2008

Necesitamos un gobierno con vista larga.


Según afirmaron ayer expertos de la Oficina Nacional de Estadísticas y del Centro Iberoamericano para la Tercera Edad por primera vez en el 2020 habrá más ancianos que niños en Cuba debido a la elevación de la esperanza de vida, alrededor de 78 años, y a una disminución de la natalidad. Si además agregamos que más de 20 000 cubanos, la mayoría jóvenes, emigran hacia otros países anualmente en busca de mejores condiciones de vida podríamos señalar que el gobierno cubano se enfrentará a una previsión típica de los países desarrollados, con la alta diferencia de que en nuestro país hay una crisis del sistema económico y político que dura más de 18 años y que no se sabe cuanto tiempo más subsistirá.

A los jubilados cubanos de hoy sus pensiones, a cargo de la Seguridad Social, apenas les alcanza para comer la primera semana del mes y se ven obligados a seguir trabajando en empleos estatales menos remunerados, a ejercer cualquier otra profesión en el mercado negro o a vivir de la caridad de sus familiares en el exterior. Los ancianos de la Cuba de hoy han aportado toda una vida de trabajo a un sistema económico y político que durante toda la vida le ha sido vendido como el más justo y el más humano, sin embargo la realidad es bien diferente, muchos están obligados a trabajar hasta el último día de su vida porque el gobierno es incapaz de devolverles adecuadamente las prestaciones que ellos aportaron en su vida laboral.

Las previsiones para el futuro en la isla las veo muy mal. El régimen cubano integrado por ancianos, con condiciones de vida muy distantes a la del resto de su generación, lleva casi 50 años en le poder y sigue enfrascado, con su batalla de idea dentro de la isla, en mantener el estado de las cosas en el país, negando en todo momento las reformas económicas y políticas que el pueblo les exige.

Al régimen totalitario de Cuba les digo que su tiempo se ha acabado, que inicien reformas democráticas desde sus propias filas, que todo es posible. Lograr la unidad de los cubanos sin discriminación ideológica es la tarea número uno en el que debe enfrascarse todo cubano que ame a su nación. Estamos contra el reloj, el tiempo pasa y el daño con los años será mayor.

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